No como lo haces tú.
Ellos me cuentan de ti.
Tú puedes contar conmigo.
Como te encuentro en mis letras.
Hartas de realidad, sin trucos.
Ni exceso de magia.
Pensando que no se podría cumplir.
Resiliencia.
Todos necesitamos tiempo para aprender las cosas importantes para nosotros mismos, poder crecer como personas y mejorar. Algunos aprenden rápido la lección que les trae la vida ya sea con malas experiencias o buenas, otros en cambio, tardan más y vuelven, una y tres veces, a cometer el mismo error o a recurrir al mismo método 'fácil', que una vez funcionó para conseguir lo que necesitaban en ese momento. Pero al final, lo importante no es el tiempo que tardemos sino aprender e interiorizar en nuestro ser esa lección que tanto necesitamos para crecer.
Hoy estoy aquí descubriendo monstruos que creía extinguidos, debatiéndome con las falsas promesas de aquellos que no soportan asumir el dolor y dejan en manos del destino aquello que deben curar ellos mismos. Compruebo después de media vida que no es cierto que el tiempo lo cura todo, simplemente se limita a poner distancia entre acontecimientos y sentimientos.
Hoy. Dejo de huir como aquellos que no soportan asumir el dolor y dejan su alma a merced del destino, me miro y miro al pasado sin miedo con sus monstruos y los míos. Todos, a una y en mi contra como si pudieran ganar, otra vez, la batalla.
A pesar de sentirme valiente, tengo mis dudas, tengo ese dilema que se repite constantemente como un bucle infinito espaciotemporal, del cual no hay manera que pueda salir por mucho que me repita las respuestas, una y otra vez. Tengo esa manía cual humano de enredarme entre los engaños del ego pensando que si lo dejo pasar, un día más, tampoco pasará nada. Tal vez, si no abro esas puertas si no desentierro los muertos y exhumo sus cadáveres el tiempo se encargará. Me repito una vez más.
Me siento valiente porque he encontrado la manera de no sentirme tan perdida. No puedo decir que ya 'nada es lo que era' cuando nunca ha sido nada más que un cajón lleno de espejismos e ilusiones. Y me encuentro discutiendo conmigo misma contra una realidad intangible e imprecisa.
Me miro, perdono y cojo flores frescas para los muertos al tiempo que asumo que las realidades son tan ambiguas como las mentes que las crean. Y aquí me encuentro, dejando las puertas del pasado entreabiertas sin necesidad de enterrar con barro los recuerdos ni cerrar con llave su presencia. Dejo las ventanas abiertas y las cortinas a un lado para que, ellos, disfruten, como yo, de la luz del sol. Para que cuando llegue su momento, puedan marcharse libremente como hago yo, ahora, de ellos.